“Las crónicas de mi vida”: Trabajo realizado por Diego Ortiz
¡Hola, amigos! Yo soy Diego Andrés Ortiz Becerra, un niño de 11 años. Actualmente curso sexto grado en el INEM. Soy hijo de Diego Alexander Ortiz y Yomara Isabel Becerra, lamentablemente ella falleció cuando yo nací. Mis abuelos maternos cuidaban de mí, porque mi papá era algo joven y debía salir a trabajar para poder mantenerme. Trabajaba en lo que fuera para poder llevarme mis pañales y leche. Él dice que trabajó en una picadora de hielo, que a veces las manos le sangraban de cargar y picar todos esos bloques de hielo, que se venía a pie desde Bucaramanga hasta Girón pero que esas cosas no le importaban. Todo lo hacía por mí.
Cuando tenía cuatro años, mi papá conoció a Yise, me simpatizaba más que la otra novia que mi papá tuvo y ella siempre se preocupaba por mí. Al tiempo se organizaron y me llevaron a vivir con ellos, aunque aún estaba cerca de mis abuelos maternos y pasaba con ellos tiempo. A Yise le salió un trabajo en el que debía viajar, por eso seguí bajo el cuidado de ellos. Luego nos trasladamos a vivir a Bucaramanga, ya tenía una familia, a pesar de que Yise era mi madrastra siempre me ha cuidado y querido como un hijo, diría yo que solo le faltó fue tenerme en su pancita. Además, ella siempre me inculca que debo tener presente a mi mamá que desde el cielo me cuida.
La familia de Yise también me ha querido mucho, soy como otro integrante más, el nieto adoptivo. Me quieren y me cuidan. Leidy, la hermana de Yise, es la que me ‘alcahuetea’ y me defiende.
En el 2019 nació mi hermanito David, que tiene un año, pero ya casi cumple sus dos añitos. Me sentía muy emocionado durante la espera, incluso acompañaba a Yise a todas sus citas, me emocionaba siempre cuando me ponían a escucharle el corazón, esa primera vez lloré, bueno todas las veces lloraba. Cuidé y consentí mucho a mi mamita durante el embarazo y debo reconocer que tanto papá y yo sentíamos mucho temor por lo que nos sucedió. Gracias a Dios todo salió muy bien y Yise regresó a casa con un bebé muy hermoso. Ahora es un terremoto, un loquito de amor.
Hoy en día vivimos en una casa bonita, ayudo con los deberes de casa y soy un buen estudiante. Aunque hemos tenido dificultades seguimos unidos, y ahora con mi hermanito estamos más unidos que nunca.
Somos una familia santandereana, nos encanta el tamal, el mute, el sancocho y la frijolada que prepara mi papá. Tenemos un restaurante cerca a nuestra casa, “caseros y exquisitos”. Cocina doña María, la mejor chef de todas, y los domingos vendemos platos típicos, me gusta ir a ayudar a atender.