Transformar roles de género: Una oportunidad que nos da la migración
Escrito por: Tatiana Olarte Férnandez, experta en género
La llegada a Colombia de miles de personas migrantes de Venezuela durante los últimos años ha significado recibir muchas mujeres, hombres, familias, niños, niñas y jóvenes migrantes con sueños y oportunidades; ha significado a su vez que las personas migrantes se encuentren a su llegada con un país con costumbres nuevas, a veces similares, pero también diferentes a las de Venezuela.
El encuentro de estas similitudes y diferencias se puede traducir en aprendizajes, cambios y oportunidades tanto para las personas migrantes que recibimos en los barrios, escuelas y ciudades, como para las personas colombianas.
Una de esas oportunidades es transformar los roles de género: es decir, lo que nos han enseñado (en la casa a escuela o en la televisión) que tenemos que ser y hacer según seamos hombres o mujeres. Por ejemplo, a las niñas les enseñan, que hay que vestir de rosado y ser como las princesas: tiernas y tranquilas. También les regalan principalmente muñecos y cocinitas para jugar. A los niños les dijeron que debían vestir de azul, ser valientes en todo momento, no llorar y no jugar con cocinitas y mucho menos con muñecas. Pero esas enseñanzas nos quitan la posibilidad de ser como queremos, de expresarnos sanamente con diferentes emociones o de estudiar o de trabajar en lo que deseamos.
La migración ha hecho que los hombres aprendan a cocinar y a compartir el trabajo doméstico en el hogar de manera equitativa, a ser más autónomos y estar más cerca de sus familias. También ha hecho que las mujeres consigan un trabajo por fuera de la casa, aprendan cosas nuevas y sean las líderes en espacios públicos y laborales.
En esta medida, podemos ver la migración como una oportunidad para que todos y todas podemos aprender y transformar roles impuestos de género y estar en otros lugares y compartir nuevos retos.